Mis convicciones

Siempre he sentido como propia aquella afirmación del Libertador de México Benito Juarez que dice: "El respeto al derecho ajeno, es la paz" y de aquella de Jean Paul Sartre que dice: "La libertad de cada uno termina donde comienza la libertad de los demás". 

Son axiomas y principios fundamentales que no necesitan argumentación para todo aquél que crea en la posible convivencia armoniosa entre las personas. Pero a lo largo de mi larga vida he podido asimismo comprender que, para hacer uso de su libre albedrío, con plenitud de conocimiento y convencimiento, es necesario que la gente esté bien informada desde todos los puntos de vista posibles de todas las variables que inciden en sus decisiones. Solo así tendremos una sociedad culta y bien pertrechada para tomar sus decisiones en forma ponderada, y no me refiero a la cultura lectiva sobre aspectos técnicos para el ejercicio de una profesión sino a la que en las experiencias vitales acumulan las personas.

Pero lamentablemente esa es una población difícil de manejar puesto que requiere de líderes con profundas convicciones y con capacidad de expresarlas además de buenos medios de difusión que no solo no se sometan al poder económico sino que sea una prensa capaz de denunciar a esos poderosos cuando a través de ese mismo poder pretendan manipular la voluntad de los pueblos en provecho de sus propios intereses espurios.

Hoy tenemos en España una sociedad que vive sometida a una hiperactividad permanente y a requerimientos de eficiencia en lo laboral, en lo social y hasta en lo afectivo, de modo que sufre un desgaste sicológico muy superior al que vivieron nuestros antepasados. Es una sociedad que recibe una multitud de mensajes que imperceptiblemente modifican su modo de pensar, lo llamamos "ingeniería social" y está presente en la prensa escrita o emitida, en las películas, en los debates televisados y en internet.

Afirmo que hoy en día, la opinión de la gente no se sustenta en muchos casos en la información razonada y bien argumentada que requiere de tiempo y esfuerzo en la lectura o en prestar atención a conferenciantes o conversadores bien cualificados sino a mensajes cortos e impactantes que, en forma muy breve y no sujeta a debate, convenzan con argumentos simplistas a su auditorio.

Las personas sometidas a esa carencia de información difícilmente podrán ejercer su libertad de escoger lo que les parezca más conveniente para ellos y para sus seres queridos puesto que lo estarán haciendo como fueron "instruídos" y lo harán convencidos de obrar libremente y con conocimiento de causa. Jamás admitirán haber sido manipulados puesto que no tendrán conciencia de ello. De ese modo, los axiomas arriba referidos se habrán difuminado y la libertad de la gente habrá sido atropellada por los medios de comunicación que no obedecen los límites de la ética. En ese caso la libertad de cada individuo no termina donde comienza la libertad de los demás. Esa frontera habrá sido arteramente rebasada.

Xavier M. Codorníu

Entrevista del 13 de Mayo en Radio Horta-Guinardó: 

https://www.ivoox.com/buenas-migas-13-05-2019-audios-mp3_rf_35758312_1.html